El caso del Sr. Israel Matos es vivo ejemplo de cómo la cultura del uso intensivo del automóvil se ha impregnado en nuestro imaginario colectivo. Tanto así que no concebimos los asuntos de transportación como un problema. ¿Quién es Israel Matos y que tiene que ver una cosa con la otra? Veremos.
Hace aproximadamente un mes, en la edición del domingo, el Nuevo Día entrevistó al Sr. Israel Matos, Director del Servicio Nacional de Meteorología-San Juan. La mayor parte de la entrevista se dedicó a entender el porqué una persona que tiene un puesto de tanta importancia decide vivir tan lejos como en un barrio de Barranquitas (no recuerdo el barrio, pero si, Barranquitas!). Según el artículo el Sr. Israel Matos invierte una hora y cuarenta y cinco minutos (1:45) aproximadamente en desplazarse de su casa al trabajo. Sale a las cuatro (4:00 am) de la madrugada de su casa todos los días. Obviamente, esto implica que se tarda lo mismo, o quizás un poquito más de regreso a su casa. Estamos hablando de tres horas (3:00) o más en el carro diariamente.
El periodista aborda lo que es lógico: el tema de las complicaciones de tiempo cuando hay huracanes y tormentas ya que una de sus responsabilidades es asesorar al Gobernador, y estas no son situaciones que esperan por nadie, ni porque uno se tarde una hora y media de su casa al trabajo. Cuenta en el artículo que una vez, ya estando en su casa, lo llama la Gobernadora Sila M. Calderón para que se presentara en Fortaleza ya que había un huracán por venir. Indica la entrevista que la Gobernadora tuvo que esperar al otro día porque el Sr. Israel Matos ya estaba en su casa, lo que implicaba muchas cosas. Implicaría tres horas más de camino (1:30 para ir a Fortaleza y 1:30 para volver a su casa), sumado al tiempo de reunión, significa que llegaría a su casa a dormir unas pocas horas ya que tendría que trabajar al otro día. Quizás lo despiadado de la explicación es que tomamos como la normalidad lo que sucedió, cuando no debió haber ocurrido.
Esto nos lleva a preguntarnos, ¿qué motiva al Sr. Israel Matos a insertarse en esta dinámica de movilidad que le ocupa tanto tiempo? Según el artículo su motivación reside en estar cerca del lugar en donde nació. Pero mucho más que eso, se debe a la evocación de un capital social y a una calidad de vida que no existe. Se hace referencia al imaginario del “buen campo” en donde si un vecino cortaba la grama, los demás lo ayudaban o si se mataba a lechón, se repartía entre los vecinos. El Sr. Israel Matos evoca a esto hablando del pasado en el artículo, porque es obvio que aún en las áreas rurales del país las cosas han cambiado.
El Sr. Israel Matos pudo haber simplificado su contestación. “Hago esto simplemente porque puedo. Porque tengo carro y hay carreteras para manejarlo”. Y nada más cierto. La contradicción es que el fomento de la cultura del carro lo que hace es desintegrar ese imaginario del “buen campo” por dos grandes razones. Me explico.
El carro nos confina y nos quita tiempo de calidad de vida
El caso del Sr. Israel Matos me llevó a analizar la data del Censo del 2000 sobre viaje al trabajo. Hagamos la siguiente matemática. Si un día tiene veinticuatro (24) horas, de las cuales pasamos ocho (8) horas durmiendo y ocho (8) horas trabajando, lo que implica es que NUESTRO DÍA en realidad consta de las ocho (8) horas que nos quedan. Cuando verificamos la data de viaje al trabajo descubrimos que el 51% de la población en edad de trabajar invierte una hora a una hora y media (1:00 – 1:30) en su automóvil (Nota abajo). Esto representa a estar confinado dentro de su automóvil un aproximado de 68 días luego de salir del trabajo y de dormir. Esto es invertir un 19% de nuestro tiempo real en transportarnos a nuestros lugares de interés. El caso se agrava para un restante 27% de la población, entre los que se encuentra nuestro caso (el Sr. Israel Matos) que invierten una hora y cincuenta minutos (1:50) a tres horas y media (3:30) en el carro. Esto implica invertir 41% de su tiempo real, del tiempo de calidad de vida, encerrado en el carro. Tiempo que pudo haber invertido compartiendo con otros, leyendo, o simplemente haciendo su propio blog. Son ciento cuarenta y ocho (148) días consecutivos de confinamiento en un carro.
En términos de calidad de vida, no sólo nos quita tiempo para nosotros y para los más queridos, sino que va creando una cultura de individualismo. Esto es una apreciación personal, obviamente, pero que mirando las estadísticas que presentamos anteriormente, y tomando en cuenta que la mayoría de las personas viajan solas, no me sorprende tanto la noción de que se vive sólo en el país. El carro nos desconecta de “los demás” y limita las capacidades colectivas. Teniendo tanto tiempo encerrados en nuestros carros, que tiempo tenemos para pensar el país y luchar por las cosas más simples.
El carro nos desnaturaliza
El Sr. Israel Matos no el único. El patrón de crecimiento urbano en nuestras ciudades responde mayormente al imaginario del “buen campo” al cual se hace referencia en el artículo. Lo cierto es que mientras más personas hagan realidad su contradictoria dinámica urbana del campo-ciudad menos tendrá del uno y del otro. Como tenemos carro, o modo de transportarnos dentro de esta dinámica, más personas continuarán el patrón de des-densificación, destruyendo los recursos naturales para asentamientos cada vez menos planificados. Asentamientos a los cuales hay que proveerles con infraestructura vial (carreteras) que son imposibles de mantener. Ese desmembramiento de la ciudad y del campo tiene implicaciones culturales también, es por eso que el Sr. Israel Matos habla de las bienaventuranzas del campo en tiempo pasado. Tanto es así que me atrevo a apostar que va al colmado (si es que no compra sus víveres en los grandes almacenes de descuento) en carro, y no a pie como se hacía antes.
Y todavía no hemos tocado el asunto de la contaminación, no sólo de los asentamientos (basura, aguas usadas, movimientos de tierra, etc) sino del propio uso del automóvil. La cantidad de gases contaminantes que crean los patrones de viaje, como los del Sr. Israel Matos, afectan al propio campo y naturaleza que se añora.
Como ven, este caso, esta historia, nos lleva a reflexionar más allá de los tiempos de viaje al trabajo, sino que nos lleva a pensar sobre las implicaciones en el sistema de transportación en el país y sobre el sistema urbano que lo sustenta. Por esta razón, para contribuir en ese asunto en específico, como métrica para establecer cuál es el tiempo razonable para ir de su casa al trabajo deberíamos usar este axioma simple: el tiempo de traslado debe durar menos de lo que nos tardamos almorzando o comiendo. Este sería un excelente punto de partida para diseñar la política urbana y sobre transporte, ya que obviamente lo que sea que han utilizado hasta ahora no ha funcionado.
NOTA: Para esto se utilizó la tabla QT-P23 Viaje al Trabajo con los siguientes asunciones para hacer los estimados. (1) A cada renglón de tiempo se le añadía la misma cantidad para contemplar el viaje de regreso a su casa. Por ejemplo, si un grupo de personas indicó que se tarda media hora (00:30), en realidad su tiempo de viaje es una hora (1:00). (2) A cada renglón se le añadió también un estimado de veinte minutos (00:20) para contemplar viajes misceláneos como ir al supermercado, llevar l@s hij@s a la escuela, etc. Por lo que en realidad si una persona, sumando los viajes de ida y de vuelta, tarda treinta minutos (1:00), en realidad su tiempo diario dentro del vehículo es de una hora y veinte minutos (1:20).
Sr. Serrano. Estoy bastante de acuerdo con usted. Sin embargo, la calidad de vida a la que me refiro no es solamento con los vecinos, sino al ambiente que se respira en la altura, la vista, el clima, etc. Si es muy cierto que el viaje toma demasiado tiempo pero a la misma vez es una de las pocas ocasiones que aprovecho para oir las noticias, escuchar Misa o simplemente escuchar musica. Por otro lado el uso del celular cuando se esta manejando tambien presenta un riesgo que no lo menciono en su documento. Si, estoy muy de acuerdo que debemos re-pensar y replanificar el uso de automoviles y mirar hacia entornos que
ResponderEliminarprovean lo necesario (trabajo, compras, etc) dentro de un radio razonable, limitando el uso del auto y promoviendo otros medios como caminar, bicicleta, etc.