Por: Joaquín Serrano
Mire esta foto con detenimiento. Nada fuera de lo común, sólo la foto de una curva “ciega“, con la característica peculiar de que hay una ramas caídas que ocupan unas pulgadas de la carretera.
Parece una foto inocente hasta que la “ocupación indebida” de esas pulgadas de carreteras por las ramas lo obligue a invadir el carril contrario. Menos inocente será la cosa si invadiendo ese carril contrario se encuentra con un camión que no lo vio a usted. De acuerdo a los datos de la Autoridad de Carreteras y Transportación, 14,400 vehículos aproximadamente pasan por esa carretera diariamente. Son 14,400 personas y sus acompañantes, que se exponen a peligros. Sólo por unas pulgadas de “invasión” de unas ramas muertas.
¿Quién quita las ramas?
Las ramas inocentes que están generando este artículo son el residuo de la pasada tormenta Irene. Viéndolas allí todos los días, y exponiéndome a los peligros que representa esa “invasión”, sirvieron para reflexionar sobre la responsabilidad comunitaria y del gobierno en el proceso de volver a la normalidad, especialmente en lo que respecta a la red vial. Que no es otra cosa que reactivar los accesos a nuestras comunidades. De esa reflexión surge una idea que debemos darle estructura. Lo que voy a exponer es sólo la idea, lo que debe ser, el resultado que espero. Lo expongo para que sean ustedes quienes la discutan y la promovamos juntos.
Cuando analizo el quién debe quitar las ramas, me encuentro en una zona gris. Cuando veo las ramas desde otra perspectiva me doy cuenta de que no hay lindes o límites claros entre el terreno privado y lo que debería ser servidumbre de la carretera. El árbol está ubicado en una zona confusa. Por consiguiente, no se le puede asignar la responsabilidad total al dueño de la casa. Por otro lado, si es responsabilidad del gobierno, hay que reconocer que tanto Obras Públicas (Municipal o Estatal) tiene recursos limitados para atender una red compleja de carreteras y accesos vecinales. Es necesaria una solución simple a un problema complejo.
Este fin de semana las voy a remover. Iniciativa personal. La logística es simple. Con ayuda o sin ayuda de un vecino, voy a estacionar el carro a unos metros de distancia razonable de la curva con las luces de emergencia puestas. Cuando un vehículo quiera pasar, suelto los instrumentos (machete, etc) y dirijo el tránsito y simplemente me aseguro de que no venga otro vehículo en dirección contraria. Conseguí además un letrero visible y portátil de “Hombres Trabajando”.
Creo que es lo que debió haber pasado hace tiempo. El hecho de que no haya ocurrido se debe a muchos factores. Podría señalar a una dependencia excesiva hacia el gobierno, falta de incentivos para que esto suceda, y una pizca de agendas ajetreadas que no permiten sacar una tarde para esto. Quizás es este último factor, el estilo de vida y los patrones de movilidad asociados a éste, que no nos dan el tiempo para atender estas cosas pequeñas, a prestarle atención a lo que nos afecta, no sólo personalmente, sino como comunidad. Para solucionarlo propongo lo siguiente:
Un tipo de incentivo contributivo para las comunidades o individuos que inviertan tiempo y recursos para mantener o reparar las vías de acceso a sus hogares. Ya hay un programa en el DTOP que tiene la idea que propongo. Adopta una Carretera. Pero hay que ser más agresivo. Hay vincular estas iniciativas comunitarias con incentivos contributivos y hasta con el valor de la propiedad de alguna manera. Se implanta de esta manera:
1. Gobiernos municipales ofrecen talleres de seguridad a las personas de las comunidades que se organicen para atender una carretera. Los facilitadores deben ir en las noches o en horas accesibles a las comunidades y ofrecer sus orientaciones. Además de reglas de seguridad, también pueden brindar información sobre métodos de poda y almacenamiento y movimiento de escombros.
2. Una vez informados sobre medidas de seguridad y métodos de poda, los voluntarios están preparados para que, una vez terminen los eventos atmosféricos, organizarse y comenzar labores de limpieza de las carreteras. Las comunidades deben desarrollar sus medios de comunicación que le sean más convenientes. Los trabajos, obviamente deben ser de naturaleza menor o razonable, como le recogido de escombros y poda de árboles caídos.
3. El gobierno puede proveer herramientas y equipo necesario para hacer trabajos mayores. Siempre he pensado en un camión tumba con el “wood shredder” atrás, listo para recibir ramas cortadas.
4. Es necesario también que el gobierno tenga un centro de acopio. Por ejemplo, me encargo de cortar las ramas, pero los escombros exceden un volumen razonable. Tengo que buscar un lugar en dónde tirarlos sin contaminar ni causar daños a otros. Por consiguiente es necesario un centro de acopio en donde poder llevar la cantidad de escombros, mayormente ramas y pedazos de vegetación. De hecho, una vez triturados, estos se pueden convertir en composta para quien le interese mantener un jardín u hortaliza en su casa. Llevar los escombros no debe ser problema mayor, ya que siempre hay un vecino, o un primo de un vecino, que tiene un vehículo pick up y que los puede ayudar.
Una iniciativa como esta fomenta el capital social entre las comunidades. Si hicieran lo mismo para restablecer el servicio eléctrico estoy seguro que muchas comunidades tendrían varios peritos electricistas. Esta iniciativa puede trascender los eventos atmosféricos como huracanes y tormentas. Pueden activarse los voluntarios para cuando se cae un árbol inusitadamente, o cuando es necesario embellecer y mantener las carreteras que van hacia sus comunidades. Si a esta idea le añadimos el componente de beneficios contributivos y otros para reparaciones mayores a las carreteras, estamos hablando de un salto cuántico que puede darse. Pongamos por ejemplo que una urbanización, digamos de 150 casas, mediante su Junta de Residentes o en Asamblea, aprueban una derrama que ellos pagarán, para arreglar una carretera de acceso. El gobierno pone los ingenieros y la administración del contrato de construcción, y las comunidades el capital y la supervisión del proyecto. Hay un beneficio que el estado debe retribuir con reducciones en pagos de contribuciones sobre la propiedad o contribuciones personales. La matemática en valores de bienes raíces es bien fácil.
Irene dejó una infraestructura de carreteras aún peor de lo que estaban. Para que se experimente una mejoría en las redes de transporte hay que mover las cadenas de otra manera, y una alternativa es el involucramiento ciudadano y comunitario.
viernes, 2 de septiembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario