Por: Joaquín Serrano Estrella
Por un momento me imaginé esta historia para una película. Terroristas que quieren quebrar el Gobierno de Puerto Rico (no se porqué razones) se idean la manera de quebrar poquito a poco la economía pública. Hackean las computadoras del Centro Nacional de Meteorología con imágenes de una tormenta que inminentemente pasará por Puerto Rico. Inmediatamente se activa el grupo de emergencia y seguridad pública, se filtra información a los medios, y de pronto sale el Gobernador indicando que ante el paso de la tormenta, cerrarán el Gobierno. Al otro día, otro capítulo de It’s always sunny in Puerto Rico.
Es un hecho. El Gobierno entero cerró dos días debido a lluvias causadas por una tormenta que pasó muy cercana a Puerto Rico. Es verdad que los eventos atmosféricos no se pueden predecir del todo. Se tienen estimaciones precisas, pero siempre hay factores que no se pueden controlar que determinan su trayectoria y su intensidad. Lo que sí podemos controlar es la forma en cómo nos preparamos para enfrentar este tipo de eventos atmosféricos. No olvidemos que estos eventos también son necesarios para que sobrevivan los ecosistemas.
Es un hecho también que la razón principal por la cual se tomó la decisión de cerrar esos días fue primordialmente de naturaleza de transportación. Carreteras obstruidas por el agua, derrumbes, poca visibilidad por las torrenciales lluvias. Un sin número de factores que hacen que transitar por las ya deterioradas carreteras sea una amenaza a la seguridad colectiva. Me imagino, y mi imaginación es muy certera, que también influyó en la decisión un pasado anuncio, a las 12 del medio día más o menos, por el Gobernador, en donde se “liberaba” a los empleados públicos para que hicieran los preparativos ante el paso de otra tormenta. El anuncio hizo que salieran sincronizados TODOS los empleados públicos causando un descomunal tapón en la zona metropolitana. Un tapón que duró horas, que molestó a mucha gente. Todavía se habla de ese tapón, y creo que Jacobo Morales y los Hermanos Cohen se han unido para filmar una película de humor negrísimo sobre el suceso.
La preparación para estos eventos la podemos resumir en dos aspectos. Los preparativos inmediatos que se realizan a nivel personal y familiar para asegurar vida y propiedad. Agua potable, comida no perecedera, tormenteras, limpieza de canales y quebradas y recoger objetos que puedan ser arrastrados por corrientes de agua o vientos. Hay un sinnúmero de chistes que se han desarrollado a partir del hecho de clavar bien el zinc y las tormenteras en las ventanas para que el viento no haga estragos. Todos los hacemos, unos más sanos y otros más hardcore, peros los disfrutamos.
El otro aspecto de la preparación para un evento atmosférico es uno más complejo. Implica aspectos de política pública e infraestructura que preparan a la ciudadanía para enfrentar estos eventos atmosféricos. Lo importante en este aspecto es acomodar la infraestructura y nuestro estilo de vida “moderno” a los vaivenes de la naturaleza. O por lo menos esa es la idea general. Por ejemplo, si seguimos esta idea, en un país tropical como en el que vivimos, y con las condiciones de suelo que poseemos, esperaríamos que las condiciones de infraestructura (urbanizaciones, carreteras, etc) pudieran soportar humedad constante, lluvias y calor (por mencionar sólo unas).
Lo cierto es que por años hemos hecho que la infraestructura sea vulnerable a estos eventos. Eso es un hecho. No quiero entrar ahora en discusiones y a hacer conclusiones que tod@s sabemos sobre el porqué esto ha sucedido.
A lo que quiero ir con esta verborrea es que si hubiesen dedicado esfuerzos a la preparación a largo plazo, quizás no sería necesario cerrar el gobierno por eventos naturales de menos categoría. Lo cierto es que las fotos en varias partes de la isla demuestran que estaban intransitables y peligrosas. No sé si todos los empleados de gobierno (o de los que reciben servicios de éste) transitan por ellas, pero si eso es muestra representativa, digamos, del 40% de las carreteras de alto volumen en el país, entonces el Gobernador si tenía toda la razón de suspender servicios.
Quedan alrededor de cuatro meses de temporada de huracanes. Algunos expertos dicen que esta última etapa será la más intensa. Por consiguiente, las consecuencias de otra “tormenta“ en el gobierno pueden ser devastadoras. Espero que esta lección de dos días de inactividad gubernamental sirva para que en materia de transportación y planificación urbana, se invierta con visión de futuro, no sólo para reparar lo inmediato, sino también a largo plazo.
La preparación para estos eventos la podemos resumir en dos aspectos. Los preparativos inmediatos que se realizan a nivel personal y familiar para asegurar vida y propiedad. Agua potable, comida no perecedera, tormenteras, limpieza de canales y quebradas y recoger objetos que puedan ser arrastrados por corrientes de agua o vientos. Hay un sinnúmero de chistes que se han desarrollado a partir del hecho de clavar bien el zinc y las tormenteras en las ventanas para que el viento no haga estragos. Todos los hacemos, unos más sanos y otros más hardcore, peros los disfrutamos.
El otro aspecto de la preparación para un evento atmosférico es uno más complejo. Implica aspectos de política pública e infraestructura que preparan a la ciudadanía para enfrentar estos eventos atmosféricos. Lo importante en este aspecto es acomodar la infraestructura y nuestro estilo de vida “moderno” a los vaivenes de la naturaleza. O por lo menos esa es la idea general. Por ejemplo, si seguimos esta idea, en un país tropical como en el que vivimos, y con las condiciones de suelo que poseemos, esperaríamos que las condiciones de infraestructura (urbanizaciones, carreteras, etc) pudieran soportar humedad constante, lluvias y calor (por mencionar sólo unas).
Lo cierto es que por años hemos hecho que la infraestructura sea vulnerable a estos eventos. Eso es un hecho. No quiero entrar ahora en discusiones y a hacer conclusiones que tod@s sabemos sobre el porqué esto ha sucedido.
A lo que quiero ir con esta verborrea es que si hubiesen dedicado esfuerzos a la preparación a largo plazo, quizás no sería necesario cerrar el gobierno por eventos naturales de menos categoría. Lo cierto es que las fotos en varias partes de la isla demuestran que estaban intransitables y peligrosas. No sé si todos los empleados de gobierno (o de los que reciben servicios de éste) transitan por ellas, pero si eso es muestra representativa, digamos, del 40% de las carreteras de alto volumen en el país, entonces el Gobernador si tenía toda la razón de suspender servicios.
Quedan alrededor de cuatro meses de temporada de huracanes. Algunos expertos dicen que esta última etapa será la más intensa. Por consiguiente, las consecuencias de otra “tormenta“ en el gobierno pueden ser devastadoras. Espero que esta lección de dos días de inactividad gubernamental sirva para que en materia de transportación y planificación urbana, se invierta con visión de futuro, no sólo para reparar lo inmediato, sino también a largo plazo.
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