Por: Joaquín Serrano Estrella
Imagínese que existe la tecnología necesaria para reducir significativamente, y hasta para eliminar, los altos volúmenes de emisiones de elementos contaminantes que le regalamos diariamente a nuestro ambiente. Sólo imagíneselo, porque si descubriéramos que existen tecnologías más eficientes y más limpias que las que usamos hoy en día, y que factores tan minúsculos como “el mercado” y el sistema político no permiten el acceso a las masas, habría decepción colectiva de grandes proporciones. Sería como si todos los niños descubrieran de repente que Santaclós y los Reyes no existen.
Me encuentro preparando una actividad educativa para adolecentes de escuela superior. El objetivo es tratar temas de actualidad que despierten su interés en estudiar en los diferentes campos de la ingeniería. La metodología es simple, discutir y analizar un documental o película en la que podamos tratar temas de ingeniería. Mato varios pájaros de un solo tiro: le despertamos el interés de estudio en una de las profesiones más completas (ingeniería), tratamos un tema de actualidad, y también llevamos el mensaje de la sustentabilidad o sostenibilidad (whatever!) a adolecentes que tienen altas probabilidades de iniciar carreras universitarias y profesionales exitosas.
Para la actividad seleccioné el documental “
Who killed the electric car?”. El documental detalla la historia del último modelo de automóvil completamente eléctrico: el EV1. No crea que estamos remontándonos a principios de siglo o cuando comenzaba la revolución industrial y comenzaban a aparecer los automóviles en las carreteras. La historia que se desarrolla en el documental fue tan cercana como en el 2003, la misma era digital (aunque con mucho menos smartphones) en la que vivimos hoy día. Inicia el documental con el interesante dato de que al principio de la historia del automóvil privado, eran más los vehículos eléctricos que los impulsados por motores de combustión. La masificación del automóvil que utiliza gasolina tomada de la mano de toda una producción energética basada en los productos derivados del petróleo (con el agravante económico de ser una fuente barata de energía) hizo que desapareciera completamente la idea de un automóvil impulsado por baterías y que produjera cero emisiones.
El comienzo del relato en el documental tiene sus inicios en el estado de California. En resumen, para resolver el grave problema de contaminación ambiental que causaban las emisiones de los automóviles, el estado pasó un decreto en la década del 1990 para obligar a los fabricantes de automóviles a reducir paulatinamente hasta eliminar las emisiones de los autos que vendieran en el estado. Un paso vanguardista y radical aun hoy día. A partir de este decreto varios modelos de automóviles eléctricos comenzaron a aparecer en las carreteras californianas. Luego, las mismas grandes compañías fabricantes de automóviles que desarrollaron automóviles eléctricos sistemáticamente presionaron para eliminar el decreto y amoldar el mercado nuevamente en la dependencia a la gasolina.
La historia se centra en el caso del automóvil desarrollado por General Motors. Luego de haber probado su efectividad y eficiencia (cero emisiones, largas distancias, alcanzando altas velocidades y con infraestructura de abastecimiento energético disponible) paulatinamente fueron desapareciéndolos. Utilizaron estrategias legales para retomar los vehículos de las manos de los consumidores y terminaron triturando todos y cada uno de los automóviles. El activismo para mantener estos vehículos en las carreteras fue organizado y preciso. Aún así, los intereses de General Motors pudo más que el grupo de activistas que constaba de pasados dueños del EV1, artistas e ingenieros que desarrollaron el prototipo.
Luego de ver una historia tan impresionante me sigo preguntando el porqué desaparecer, hasta el punto de triturar, estos vehículos. No compro la teoría de “los grandes intereses” totalmente. Indudablemente, los Shell y los BP por un lado y los General Motors y los Ford por el otro, en conjunto con sus grandes amigos/accionistas en posiciones públicas importantes tienen algo que ver. El problema principal del EV1 fue que se desarrolló tecnología para intentar (INTENTAR) hacer más eficiente y menos nocivo nuestro estilo de vida moderna autodependiente. La clave no es eliminar las emisiones, es eliminar la dependencia al automóvil. La mejor manera de explicar el porqué el EV1 no pudo entrar al mercado y sustituir eventualmente al vehículo de gasolina es haciendo la analogía de los deportes.
El EV1 se puso a competir en una liga que está diseñada para el vehículo de gasolina. Todos retos estaban en contra del EV1:
1. La mercadotecnia: Ni aún usando los big guns de estrellas como Mel Gibson y Tom Hanks no pudieron siquiera hacer notar el automóvil eléctrico en el consumidor promedio.
2. Rendimiento: Aunque pudieron demostrar que el EV1 podía alcanzar velocidades considerables (sobre 70 y 80 millas), y que podía ser utilizado para largas distancias (características de los commutes del trabajador promedio en California), sus diferencias no fueron tantas para ganar en ese plano.
3. Comodidad: el EV1, de dos puertas, todavía no estaba diseñado para satisfacer las necesidades de los vehículos de varios pasajeros para alegrar la vida de las soccer moms y de los que hacen grandes compras en COSTCO. El vehículo, dentro de todo, fue diseñado para mover a una sola persona, como mucho a dos, a sus trabajos, las parejas con hijos que llevar a la escuela, quedarían afuera de esa ecuación.
4. Reabastecimiento: Sobre 500 spots gratitos (¡si gratuitos!) recargar estos vehículos fueron ubicados en lugares como supermercados, aún así no pudieron con los 5 minutos o menos que toma echar gasolina. Mucho menos con la maquinaria de venta que representan millones de gasolineras, que pueden mezclar el servicio con el de venta de comida y otros. NOTA: ¿han notado que gracias a las gasolineras, la industria del limber se le arrebató de las manos al Cartel de Doñas que viven cerca de escuelas?
5. Producción: el EV1 fue mejorando en términos de materiales y tecnología que facilitaría su producción. Aún así, la maquinaria de producción en Detroit y otros países, está tan bien aceitadas (con todas sus deficiencias, hasta el punto de tener que subvencionar con el dinero público sus operaciones – pero esos son otros veinte) que no pudo sobrevivir la etapa Beta.
6. Accesibilidad: relacionado al factor anterior, aunque el grupo de desarrollo e investigación pudo demostrar que el vehículo tendría un costo promedio entre $20 mil y $30 mil dólares, lo cierto es que sus estimaciones fueron mayormente especulativas. En este y otro punto dos puntos el factor tiempo estuvo en contra del EV1, injustamente.
Si se quería que el EV1 fuera una alternativa al automóvil de gasolina tradicional tenía que crear su propia liga, no competir con él. El error craso del grupo de desarrolladores fue ver al automóvil como tecnología, y no como un elemento social. Un elemento en el cual hemos basado toda una cosmovisión moderna (estatus social, consumo, transporte, etc).
La enseñanza fundamental detrás del documental, no es el incentivo y apoyo a nuevas tecnologías. La enseñanza fundamental no es parte del guión. Lo que debemos aprender es que para reducir emisiones nocivas al ambiente, el cambio de tecnologías no es suficiente. Hay que lidiar con modelos de consumo, que están basados en la forma en cómo vivimos y nos relacionamos. El usuario del vehículo eléctrico compartía el tapón mañanero al igual que el que usa gasolina. El patrón de consumo no sería afectado. Es allí la falla.
Si persistimos en cambiar de tecnología meramente, no sólo en el aspecto de la transportación, no estamos cambiando nada. Hacemos más eficiente el consumo. Esto lo tiene que tener en cuenta los inventores, ingenieros, los que hacen e implantan política pública y los consumidores que exigimos. Es como lidiar con Via Verde, en donde el gas natural va a “sustituir la dependencia” al petróleo y hacer la producción de energía eléctrica más eco amigable. Lo que en realidad debe estar impulsando el gobierno y nosotros apoyando es el cambio en el modelo de consumo. Sólo de esta manera haremos una transformación real.