Por: Joaquín Serrano Estrella
No vengo con el clásico pesimismo boricua de criticar a otro boricua cuando tiene éxito. Todavía no soy un hater. Pero si vengo con un poco de veneno.
Escucho un programa mañanero en donde Roberto Cortez menciona siempre que sus informes para el tiempo y las condiciones del tiempo provienen de varias fuentes y hay una que siempre me llamó la atención. Entre las que menciona siempre son, obviamente, de los informes de la Policía, radales del Servicio Nacional de Meteorología, me imagino que alguno que otro informante con credibilidad (algún familiar que le hace el favorcito de llamarlo en el tapón), alguna cámara de tv postiada en las autopistyas y edificios, y que le robó a Susan Soltero. Pero la que más me llama la atención es las “redes sociales”. Me llama la atención porque siempre me imagino que la gente que hace ese trabajo en los programas mañaneros se sientan con su taza de café y a medio vestir frente a un radio en donde copian la señales de la Policía, Emergencias Médicas y Bomberos. Pero veo que la cosa podría ser más fácil, sentados en la cama con sus pijamas, pegaos’ al celular inteligente y con una tableta de su preferencia, monitoreando Twitter o Facebook esperando pescar algo. Pero las redes sociales van más allá de los tradicional.
Recientemente reseñaron en Primera Hora el éxito que tiene la aplicación TransitoPR, desarrollada por ingenieros puertorriqueños. Con la aplicación se informe en tiempo real sobre tapones, bloqueos de la policía, accidentes, en fin, todo lo que hace nuestro tiempo en la carretera uno más prolongado. El objetivo es evitar los tapones y maximizar el tiempo, o por lo menos que cuando salgas a la calle o que te encuentres con tremendo tapón elimines la incertidumbre y la ansiedad de saber qué rayos está ocasionando la congestión. Para esto, los usuarios mismos informan sobre tapones, hasta postean las fotos de los accidentes. Ríal táim pa’ que no pierdas tiempo. Me han dicho que hay usuarios que siguen el trazo de su informe hasta que aparece en la versión online de un periódico. Triunfo total.
Nada más útil en una cultura de consumo adicta a los automóviles y a la telefonía móvil. Ya en otros posts he hablado de cómo ambos consumos se entrelazan y se vinculan en una simbiosis perfecta. La mayoría de las mañanas las aprovecho corriendo bicicleta. De aquí a par de años el corazón me lo va a agradecer. Esta práctica me da la oportunidad de ver de cerca lo que la gente hace mientras está al volante cuando les paso por el lado en un taponcito. Si estoy en el carro disfruto mucho de ver a mí alrededor para tratar de identificar que es lo que hace que el conductor de al lado o de al frente, reduzca irrazonablemente la velocidad. He visto gente leyendo el periódico, obviamente, maquillándose, desayunando y hasta llenando solicitudes de sabe Dios qué carajos. Pero el 95% de los casos el conductor está pendiente a su celular. No sé si textiando, viendo algún mensaje, verificando sus tweets o post en Facebook, no sé. Pero de que están pendientes al celular lo están.
31,000 personas están metidas en TransitoPR. Creo que seré la 31,001. Compartiendo información o sólo viendo lo que hay pa’ estar mosca. Fuera de lo práctico que puede ser esta herramienta, rápido las contradicciones afloran.
Primero. ¿No es contradictorio que por un lado hay una campaña para que la gente no use el celular mientras maneja, y por el otro incentivando a que lo usen para informar sobre el tránsito? Recuerden que no sólo es poner el post “en la Baldo nos movemos más lento que un suero e’ brea”. Hay que sacar fotos, postearlas, toda una dinámica que distrae al conductor del volante.
Segundo. Por estar pendientes al teléfono, naturalmente reducimos la velocidad. Si hay 31,000 transeúntes reduciendo la velocidad para entrar a TransitoPR e informar lo que hay, como que el tapón va a ser más lento. ¿No creen? Me parece contraproducente estar informando sobre congestión vehicular cuando el hecho de informar es uno de los factores que hace más lento el tráfico. Es como el que se queja porque en Puerto Rico no hay valores y que no hay remedio, pero le pasa la manguera y un cable a un Representante para que no pague luz ni agua.
Tercero. Obviamente, eliminar la incertidumbre, el saber porque estoy parado en la carretera un fin de semana, hace de nuestro tiempo en la carretera uno menos tortuoso. Pero me pregunto qué puede hacer un conductor con saber que se va a encontrar tapón. Porque las vías alternas son eso, alternas, opciones. Que además de estar igualmente congestionadas, te tardas más utilizándolas. Pregúntese, si esa ruta es tan buena, porque no fue su primera opción.
Cuando vemos el meollo del tapón desde el punto de vista de la calidad de vida, como que TransitoPR, no va solucionar el problema. Si acaso en una aspirina que calma el dolor, pero no lo cura. El abusurdo aquí dentro de todo, no son las contradicciones que mencioné, sino el cómo seres “racionales”, “educados” y “civilizados” como nosotros, voluntariamente nos sometamos a la adicción al automóvil, cuando sabemos cuál es la cura.
sábado, 21 de enero de 2012
jueves, 19 de enero de 2012
El Descoñetamiento
Por: Joaquín Serrano
Cuando utilizamos la palabra “descoñetamiento” nos referimos a un proceso acelerado de deterioro. Tan acelerado que parece no tener vuelta atrás a su estado de “orden” inicial. Pues ese es el estado de nuestra red de carreteras. Tan descoñetado está que en la comunidad Guarico en Corozal pudo sembrar una mata de plátano en uno de los hoyos de la carretera vecinal.
Ya hemos hablado sobre el asunto en otros posts, pero siempre es bueno refrescar nuestros argumentos. La razón por la cual nuestras carreteras están en tan pésimas condiciones se debe primordialmente a lo desorganizado y caótico que es nuestro modelo de desarrollo urbano. Pongámoslo de esta manera, con un ejemplo concreto. Como una gran parte del país, incluyendo a los que hacen las leyes como el Representante Rivera Guerra, tienen una política clara de pedir perdón antes que pedir permiso para construir sus casas, van apareciendo comunidades y estructuras a las cuales hay que llevarles, además de agua y electricidad, obviamente carreteras. Para esto sólo es necesario que uno o dos familiares construyan, como en el caso del Representante en un lugar, y al cabo de dos o tres años, ya tenemos una comunidad, barriada o sector nuevo. Esto a su vez, genera una necesidad de infraestructura que alcaldes y legisladores están dispuestas a suplir inmediatamente, y más si es en periodo eleccionario y se tienen las palas políticas adecuadas.
Con esta historia sólo abarqué parte del problema, la de los ciudadanos particulares. A los factores que han ayudado a desorganizar o descoñetar el modelo de desarrollo hay que sumarle el impacto de los proyectos comerciales y de vivienda. Ante un Plan de Usos de Terrenos y un sistema de permisos que nunca han dado pie con bola, los desarrolladores han encontrado bonanza sirviéndose con la cuchara grande el espacio urbanizable y no urbanizable a cuestas de seguir construyendo ciudades dependientes al automóvil. A estos proyectos claaaaaaaaaaaro que hay que dotarlos de carreteras, más cuando es el dinero de los desarrolladores quienes están financiado las cada vez más costosas campañas políticas.
Así, de manera inmediatista y sin planificar, el país sigue construyendo una red vial cada vez más grande (56,353 kilómetros – datos del 2009 Dept. Transp. Federal) y más deteriorada. Además de construirse con materiales inferiores y con muy pocos estándares de calidad, las consideraciones de seguridad son casi nulas. Señalización inexistente, carriles que se estrechan y estorbos que impiden la visibilidad y el alumbrado que nunca funciona, son sólo alguna de los ejemplos de lo poco segura que son nuestras carreteras.
Siguen construyendo carreteras y siguen apareciendo hoyos. Siguen apareciendo hoyos, y cada vez es más el tiempo que tardan en repararlos. Si queremos ver en donde están la prioridades del gobierno, obviamente no nos fijamos en lo que dicen sus portavoces, porque se dicen muchas cosas y cualquiera puede inventar. Veamos lo que gasta para poder entender el deterioro de la red vial. En Puerto Rico el gobierno presupuestó $1,107,370,000.00 para transportación (este es el total de todos los presupuestos de las agencias encargadas de los diferentes sistemas de transporte en PR). Cuando analizamos la inversión en carreteras encontramos dos problemas fundamentales. Uno, que el presupuesto para transportación (para carreteras y para transporte colectivo) ha ido disminuyendo sostenidamente desde el 2008, y eso lo demuestran los porcientos que representa este renglón de transportación con respecto al Presupuesto Consolidado del Gobierno de Puerto Rico. El segundo problema es uno de falta de programación, prioridades y de planificación. Veamos.
De los $1,107,370,000.00, sacamos las partidas de administración (o sea, para pagar salarios y beneficios a empleados – partida que aumenta todos los años), y analizamos el presupuesto por áreas programáticas. Encontramos que la partida para el mantenimiento y construcción de carreteras es de $474,280,000.00 millones. Con esa cantidad de dinero para arreglar carreteras, la comunidad de Guarico en Corozal, no tendría que sembrar una mata de plátano en uno de los hoyos en su carretera vecinal, para protestar por el pobre mantenimiento. Esto es una cantidad sustancial que daría para, como mínimo, comprar pintura termoplástica, repavimentar adecuadamente, corregir dimensiones, y hasta para desyerbar en los alrededores. En otras palabras, si las carreteras están deterioradas es en parte a que no sabemos “repartir el bacalao” a lo que ya está construido. Hablando del Representante Rivera Guerra, estoy seguro que con el dinero bien repartido y planificado, la carretera en donde tuvo el accidente hubiese estado en condiciones aptas para montar bicicleta y no hubiese tenido que enfrentar tan grave accidente.
La solución no es parar el desarrollo comercial ni el de vivienda (particulares ni en urbanizaciones). La clave está en proveer los mecanismos y herramientas para que el desarrollo valle a la par con las dotaciones de infraestructura que necesitamos. Por ejemplo, un Plan de Usos de Suelo y un sistema de permisos. Un sistema de tasación y valorización de las propiedades que permita, no sólo un desarrollo urbano planificado, sino que también estimule el crecimiento económico. Esto hay que verlo, no sólo desde el punto de vista de las herramientas de planificación del territorio, sino desde el punto de vista del financiamiento de la infraestructura. Con los sistemas que mencionamos en el estado anacrónico en el que se encuentran, es obvio que no sólo el Representante Rivera Guerra, familiares y vecinos van a saquear el erario público, sino que todo el mundo lo hará también. Tener estos sistemas y administrarlos de manera eficiente garantiza que cada desarrollo tenga las dotaciones de agua, luz, carreteras y comunicaciones apropiadas.
El descoñetamiento del sistema de carreteras en Puerto Rico no se puede detener. Para solucionar el problema es necesario superar primero los problemas fundamentales, y luego concentrarnos en los medios para lograrlo. Para solucionar los problemas fundamentales hay que proponernos otro modelo de país que el sistema actual no está dispuesto a construir.
Cuando utilizamos la palabra “descoñetamiento” nos referimos a un proceso acelerado de deterioro. Tan acelerado que parece no tener vuelta atrás a su estado de “orden” inicial. Pues ese es el estado de nuestra red de carreteras. Tan descoñetado está que en la comunidad Guarico en Corozal pudo sembrar una mata de plátano en uno de los hoyos de la carretera vecinal.
Ya hemos hablado sobre el asunto en otros posts, pero siempre es bueno refrescar nuestros argumentos. La razón por la cual nuestras carreteras están en tan pésimas condiciones se debe primordialmente a lo desorganizado y caótico que es nuestro modelo de desarrollo urbano. Pongámoslo de esta manera, con un ejemplo concreto. Como una gran parte del país, incluyendo a los que hacen las leyes como el Representante Rivera Guerra, tienen una política clara de pedir perdón antes que pedir permiso para construir sus casas, van apareciendo comunidades y estructuras a las cuales hay que llevarles, además de agua y electricidad, obviamente carreteras. Para esto sólo es necesario que uno o dos familiares construyan, como en el caso del Representante en un lugar, y al cabo de dos o tres años, ya tenemos una comunidad, barriada o sector nuevo. Esto a su vez, genera una necesidad de infraestructura que alcaldes y legisladores están dispuestas a suplir inmediatamente, y más si es en periodo eleccionario y se tienen las palas políticas adecuadas.
Con esta historia sólo abarqué parte del problema, la de los ciudadanos particulares. A los factores que han ayudado a desorganizar o descoñetar el modelo de desarrollo hay que sumarle el impacto de los proyectos comerciales y de vivienda. Ante un Plan de Usos de Terrenos y un sistema de permisos que nunca han dado pie con bola, los desarrolladores han encontrado bonanza sirviéndose con la cuchara grande el espacio urbanizable y no urbanizable a cuestas de seguir construyendo ciudades dependientes al automóvil. A estos proyectos claaaaaaaaaaaro que hay que dotarlos de carreteras, más cuando es el dinero de los desarrolladores quienes están financiado las cada vez más costosas campañas políticas.
Así, de manera inmediatista y sin planificar, el país sigue construyendo una red vial cada vez más grande (56,353 kilómetros – datos del 2009 Dept. Transp. Federal) y más deteriorada. Además de construirse con materiales inferiores y con muy pocos estándares de calidad, las consideraciones de seguridad son casi nulas. Señalización inexistente, carriles que se estrechan y estorbos que impiden la visibilidad y el alumbrado que nunca funciona, son sólo alguna de los ejemplos de lo poco segura que son nuestras carreteras.
Siguen construyendo carreteras y siguen apareciendo hoyos. Siguen apareciendo hoyos, y cada vez es más el tiempo que tardan en repararlos. Si queremos ver en donde están la prioridades del gobierno, obviamente no nos fijamos en lo que dicen sus portavoces, porque se dicen muchas cosas y cualquiera puede inventar. Veamos lo que gasta para poder entender el deterioro de la red vial. En Puerto Rico el gobierno presupuestó $1,107,370,000.00 para transportación (este es el total de todos los presupuestos de las agencias encargadas de los diferentes sistemas de transporte en PR). Cuando analizamos la inversión en carreteras encontramos dos problemas fundamentales. Uno, que el presupuesto para transportación (para carreteras y para transporte colectivo) ha ido disminuyendo sostenidamente desde el 2008, y eso lo demuestran los porcientos que representa este renglón de transportación con respecto al Presupuesto Consolidado del Gobierno de Puerto Rico. El segundo problema es uno de falta de programación, prioridades y de planificación. Veamos.
De los $1,107,370,000.00, sacamos las partidas de administración (o sea, para pagar salarios y beneficios a empleados – partida que aumenta todos los años), y analizamos el presupuesto por áreas programáticas. Encontramos que la partida para el mantenimiento y construcción de carreteras es de $474,280,000.00 millones. Con esa cantidad de dinero para arreglar carreteras, la comunidad de Guarico en Corozal, no tendría que sembrar una mata de plátano en uno de los hoyos en su carretera vecinal, para protestar por el pobre mantenimiento. Esto es una cantidad sustancial que daría para, como mínimo, comprar pintura termoplástica, repavimentar adecuadamente, corregir dimensiones, y hasta para desyerbar en los alrededores. En otras palabras, si las carreteras están deterioradas es en parte a que no sabemos “repartir el bacalao” a lo que ya está construido. Hablando del Representante Rivera Guerra, estoy seguro que con el dinero bien repartido y planificado, la carretera en donde tuvo el accidente hubiese estado en condiciones aptas para montar bicicleta y no hubiese tenido que enfrentar tan grave accidente.
La solución no es parar el desarrollo comercial ni el de vivienda (particulares ni en urbanizaciones). La clave está en proveer los mecanismos y herramientas para que el desarrollo valle a la par con las dotaciones de infraestructura que necesitamos. Por ejemplo, un Plan de Usos de Suelo y un sistema de permisos. Un sistema de tasación y valorización de las propiedades que permita, no sólo un desarrollo urbano planificado, sino que también estimule el crecimiento económico. Esto hay que verlo, no sólo desde el punto de vista de las herramientas de planificación del territorio, sino desde el punto de vista del financiamiento de la infraestructura. Con los sistemas que mencionamos en el estado anacrónico en el que se encuentran, es obvio que no sólo el Representante Rivera Guerra, familiares y vecinos van a saquear el erario público, sino que todo el mundo lo hará también. Tener estos sistemas y administrarlos de manera eficiente garantiza que cada desarrollo tenga las dotaciones de agua, luz, carreteras y comunicaciones apropiadas.
El descoñetamiento del sistema de carreteras en Puerto Rico no se puede detener. Para solucionar el problema es necesario superar primero los problemas fundamentales, y luego concentrarnos en los medios para lograrlo. Para solucionar los problemas fundamentales hay que proponernos otro modelo de país que el sistema actual no está dispuesto a construir.
lunes, 16 de enero de 2012
Lo que nos enseña una mata de plátanos
Pronto un artículo al respecto... se habla de Presupuesto, de Rivera Guerra, de Arango, de carreteras y de cómo este mejunje político incide sobre la planificación de los sistemas y la insfraestructura transporte en Puerto Rico. Si no te gustan los escritos con análisis pronfundo, pon tu pesito en otra vellonera porque lo que viene comienza con Palmieri y termina con los Cachimbos de Maelo.
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