miércoles, 1 de septiembre de 2010

Autoridad de Aceras y Transportación

Para realizar transformaciones profundas, hay que cambiar de paradigmas. Hay que cambiarlos simplemente porque los paradigmas son los cimientos de nuestras creencias y de nuestro comportamiento (individual y colectivo).




El paradigma de la política pública sobre transportación en Puerto Rico postula que el automóvil debe ser el único medio de transporte. Es por esta razón que organizamos nuestras ciudades y nuestras actividades diarias en base al uso del automóvil. Esto nos ha llevado a tapones constantes, a innumerables horas confinados frente al guía, a contaminar e impulsar el malgasto y al desvinculamiento de los recursos naturales que poseemos. La política pública sobre transporte quisiera cambiar hacia la tendencia verde, pero poco o nada hace para hacerlo realidad. Esto se debe a que el paradigma del automóvil está arraigado en todos los instrumentos institucionales, o sea, en las organizaciones, en los reglamentos y en las leyes (y en las creencias de sus líderes per secula seculorum).

Por esta razón propongo, sólo para iniciar el trabajo de transformación, eliminar la Autoridad de Carreteras y Transportación y sustituirla por otra corporación pública: Autoridad de Aceras y Transportación. En el olvido quedarán todo este andamiaje de ingenieros, manuales de diseño, estudios ambientales, geográficos y económicos (si alguno) y de drones anaranjados en las autopistas. Usemos el aproximado de $486,912,000 del Presupuesto del País que usamos para sustentar el paradigma mediante la construcción y mantenimiento de la infraestructura para otra cosa.

Propongo la creación de la Autoridad de Aceras y Transportación (AAT). Esta entidad basará todas sus actividades en el patrocinio del principal medio de transporte conocido por los humanos: sus piernas. Caminar (uff ¿qué difícil es pensar en eso verdad?) es la acción de transporte básica del ser humano. Por consiguiente, las distancias caminables deben ser la métrica que utilicemos para organizar nuestra actividad humana. Por ejemplo, ahora como tenemos automóvil, es posible que usted viva en Aguas Buenas, sus niños estudien en Caguas y que trabaje en San Juan. Si nos organizamos en base a las distancias caminables, viviríamos en espacios urbanos con más densidad y con actividades mixtas en una misma zona. Usted llevaría a sus niños en la mañana a la escuela localizada a tres cuadras de su residencia y luego llegaría a su trabajo. Es irónico, haciendo un aparte sin que se me distraigan mucho, que ante los índices altísimos que tenemos de obesidad, la solución que proponen los “expertos” es que caminemos 45 minutos a una hora diaria para hacer ejercicios. La ironía consiste en que esa cantidad de tiempo debe ser el promedio para lo cual nuestro cuerpo fue diseñado. Hacer ejercicio, o sea, potenciar las capacidades del cuerpo sería exceder esos 45 min a una hora y correr o hacer alguna otra actividad. No se maraville si se encuentra obeso y esa fórmula no le funciona. Pero volvamos a la Autoridad de Aceras y Transportación.

En la AAT hay una jerarquía clara de medios de transporte. Como sus reglamentos e instrumentos institucionales están basados en las distancias caminables, los recursos económicos (o sea, el presupuesto, la lana, los chavos, la chaucha, la torta, etc) se invertirán primero en: Aceras, luego en carriles para bicicletas, luego transporte colectivo y sólo luego, si algo sobra (que lo dudo), se invertirán en carreteras. Con esta jerarquía de medios de transporte se organizará nuevos tipos de ciudades. No es que aspiremos a Rotterdam, Barcelona o Nueva York, en realidad no sé Lo que si se es que el resultado no será el desparramamiento que vivimos ahora. Los manuales de diseño sobre aceras serán voluminosos, ya que se enfocarán en darle al caminante, al peatón, todo tipo de confort mientras se traslada a pie de un lugar a otro. Vegetación, banquitos, iluminación, agua fresca, materiales ergonómicos, you name it. Caminar en nuestras ciudades será un verdadero placer, aún en un verano húmedo y caluroso como este.

Esta es la única manera de hacerlo, sin paños tibios. Lo hizo Peñaloza para convertir a Bogotá en una de las ciudades de mayor movilidad en el mundo e impulsar así una transportación social también. Puede ser que el momento sea ahora. Sin entrar en consideraciones de si fue bueno o malo (no somos un blog de politiquería) pero un gobierno que se atrevió a implantar una acción intrépida que desembocó en el despido de miles de empleados públicos, asumo que tiene la misma voluntad para realizar otra acción intrépida como la que propongo.

Quizás, como esta propuesta nace de un paradigma aún mayor, que es crear una ciudad a escala humana, lo que en realidad propongo es el inicio de la formación de una nueva generación de puertorriqueños. Una generación que tenga más calidad de vida, que sea consciente de sus recursos naturales, más activa socialmente, consciente de sus capacidades colectivas, solidaria y democrática. En sí, todo eso que añoramos del estilo de vida que teníamos antes que apareciera el automóvil y la urbe atrofiada que ha generado.


Por: Joaquin Serrano